El reporting en sostenibilidad ha evolucionado notablemente en los últimos años, pasando de ser una práctica voluntaria a convertirse en una obligación regulada y estratégica para las empresas. Desde 2014, con la aprobación de la Directiva de Información No Financiera (NFRD), los avances normativos han sido constantes, redefiniendo año tras año la forma en que las organizaciones deben rendir cuentas sobre su impacto ambiental, social y de gobernanza (ESG).
De hecho, en 2023 la entrada en vigor de la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD, por sus siglas en inglés) ya supuso nuevos cambios en la forma de reportar. Y ahora, con la aprobación del paquete simplificador Ómnibus, el reporting se enfrenta en Europa a un nuevo giro.
Fuente: https://www.pactomundial.org/